Por: MsC. Yuldys Márquez Díaz
El área donde se edificó el Teatro Avellaneda, y donde actualmente se encuentra ubicado, conjura una historia, que, por rara coincidencia, tiene mucho que ver con la escritora Gertrudis Gómez de Avellaneda a la cual le debe su nombre.
El terreno de la casa donde vivió por unos días Gertrudis en su último viaje a Puerto Príncipe coincide con uno de los dos espacios escogidos por Juan Guarch Milá para edificar el teatro. Aunque no se puede dar fe ni siquiera que Guarch conociera de esta coincidencia, recuérdese que el teatro se construyó en 1913 y la escritora visitó el lugar en 1860. Solo la existencia de un negocio de Guarch en la tienda La Norma, ubica al empresario español en las cercanías de este perímetro.
¿Pero quién era Juan Guarch Milá, y cómo logró construir el conocido hoy como Teatro Avellaneda?
La referencia más lejana que se tiene del área donde se edificó el Teatro La Avellaneda data de 1798. La casa número 31 de la calle Estrada Palma, antiguamente denominada Soledad, que se encontraba en propiedad de Don Diego Venancio Cisneros fue donada, tras su fallecimiento a sus legítimos hijos Rosa, Juan Antonio, Josefa y María Soledad de Cisneros, para esta fecha estaba valorada en 2783 pesos.
En 1849, las referencias encontradas en el Registro Norte de la Propiedad de la provincia de Camagüey y que se evidencia además en el estudio realizado por el Departamento de Investigaciones Históricas Aplicadas de la Oficina del Historiador de la ciudad de Camagüey, atestiguan que esta propiedad estaba a nombre de María Soledad de Cisneros.
Para esos mismos años el padre de nuestra escritora, la excelsa Tula, tuvo una hija natural, precisamente con María Soledad Cisneros, que la bautizaron en la parroquia de la Soledad con el nombre de María Gertrudis Anastasia Gómez de Avellaneda y Cisneros, el día 13 de mayo de 1809.
Se tienen referencias, además, que para el siglo XIX antes de la guerra del 68, la casa que nos compete estuvo en propiedad de doña María de Gertrudis Gómez de Avellaneda y Cisneros. En este mismo período, la escritora, la otra Gertrudis Gómez de Avellaneda, visitó la Isla, y la Sociedad Filarmónica de Camagüey quiso hacerle un homenaje.
Regreso
El 10 de mayo de 1860 llegó la ilustre escritora a la ciudad camagüeyana; después de más de veinte años de ausencia. Por todos era sabido que el temperamento de esta principeña no caía en dudas al tener que transgredir convencionalismos sociales y sin tabú alguno decidió establecerse en la casa de su hermana natural.
En el mismo lugar, donde años después se edificará el teatro con su nombre. El homenaje transcurrió el 3 de junio de 1860. Una crónica de Emilio Peyrellade publicada en El Fanal, nos relata los detalles. El 10 de junio de 1860 la escritora se marchó de Puerto Príncipe y nunca más volvió.
En 1868, la hermana natural de la escritora y dueña de la vivienda, falleció y el local fue heredado por el esposo Don José Roura y sus hijos Pablo y Ángela Roura Carnesoltas, y los entenados que provenían de otra unión del esposo nombrado, quienes resultan ser los dueños hasta finales del siglo XIX. Pablo Roura Carnesoltas, tras fallecer lega la mitad de la casa a su esposa Doña María de los Ángeles Montejo y Varona, que es quien le vende la edificación a Juan Guarch Milá, primer propietario del Teatro La Avellaneda.[i] Este señor lo edifica luego de hacerse de la propiedad de la casa de Avellaneda número 36, y unifica ambas para así obtener el área donde se construyó el teatro.
Los planos de esta edificación,[ii] y las consecutivas cartas enviadas al señor Alcalde Municipal detallan la ubicación de cada salón dentro del teatro, y el modelo de la fachada.
La primera de estas cartas escritas al Alcalde Municipal relata las pretensiones del empresario, con fecha de marzo 14, de 1912[iii] :
Que en el solar de 38×22 metros (836metros planos) que forman los solares en que actualmente están situadas las casas de mi propiedad Estrada Palma No.31 y Avellaneda No. 36, proyecto construir un edificio de nueva planta que se destinará a Salón-Teatro para espectáculos públicos-cinematográficos, duettos, variedades, etc.-a cuyo efecto solicito la correspondiente licencia, […][iv]
En esta carta de solicitud firmada por Guarch y el Maestro de Obra Orlando Freyres, se explica, además, la distribución del nuevo teatro, y se le adiciona los planos. En dichos planos se observan las características. Era un gran edificio ecléctico, típico, de gran porte, pero muy modesto. Fue una construcción sencilla, sin muchas pretensiones, y así lo consigna Guarch en la primera carta al Alcalde cuando describe la obra proyectada.
Distribución de la planta- (…) El público tendrá acceso al local por dos puertas abiertas a la calle Estrada Palma y saldrán por cuatros puertas que abrirán a la calle de Avellaneda. (…)
Fachadas: – Tendrán la sencilla ornamentación que en el plano se indica. Habiéndose dibujado sólo un trazo de la que dá a la calle Avellaneda por ser simétrica a las demás. (…)
Cubiertas- La del Salón de Espera será de azotea formada por vigas y tabloncillo de pinotea, enrajonado y dos suelos de ladrillo sencillo. El de salón de espectáculos será “a dos aguas” (…)
[…] Puertas- todas las puertas abrirán hacia la calle y serán de madera pintada al óleo y en forma de persiana- como en el plano que se dibuja- para facilitar la ventilación del lugar- En los vanos en que no vayan puertas se colocarán asimismo persianas fijas con el fin indicado.[…][v]
Cuando supuestamente se iba a inaugurar el teatro ya con la imagen que sus propietarios querían, el arquitecto municipal, el Señor José S. Acosta, le escribe al alcalde diciéndole que no podía permitir la apertura oficial porque faltaban ciertos detalles como la colocación de las ménsulas, entre otros aspectos arquitectónicos. Se anuncia la inauguración finalmente para el mes de mayo de 1913.
La historia de las modificaciones no quedó allí. Pero este sería otro artículo con el cual podemos evaluar la arquitectura actual de la Bombonera de Tula, como también se le llamaba.
El 20 de mayo de 1913, fue la función inaugural, y aunque algunos investigadores aseguran que no fue tan fastuosa como la del Teatro Principal, sí fue un acontecimiento relevante para la vida de los lugareños.
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[i] Todos estos datos se pueden comprobar en el Registro Norte de la Propiedad de la ciudad de Camagüey. Tomo 77 folio 178, tomo 358n folio 62, tomo 411 folio241, tomo 413 folio 27.
[ii] Archivo Histórico Provincial de Camagüey, fondo Ayuntamiento Legajo 100, carpeta 41.
[iii] Ibíd.
[iv] En todos los documentos citados se ha respetado la ortografía y sintaxis del original (N. del A.).
[v] Archivo Histórico Provincial de Camagüey: op. cit.