Los primeros reflejos de Camagüey en el lente

Foto: Armando Pérez Padrón
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El debut de la ciudad de Camagüey en la gran pantalla se localiza en la primera década del siglo XX. Este hecho está marcado por la llegada de Enrique Díaz Quesada a la villa por petición Pablo Santo, miembro de la firma Santos y Artigas surgida hacia 1904 como premisa de la distribución y producción de cine.

El realizador tenía como encargo las filmaciones de la inauguración en abril de 1908 del tranvía eléctrico. La idea fue rechazada por las negativas de Roberto Betancourt, administrador de The Camagüey Electric Company, quien se esperaba patrocinara las grabaciones.

El alma creativa nunca abandonaba a Díaz Quezada, quien por aquel entonces se desdoblaba como director, productor, fotógrafo y editor de sus proyectos. A pesar de los percances con el proyecto del tranvía, decidió tomar la sugerencia de Pablo Santo y realizar filmaciones de los festejos populares de Camagüey, bien fuera el San Juan o la Feria de la Caridad, que luego quedarían como importantes documentos históricos.

El corto

Como referente de sus obras en esta época podemos hablar del corto fílmico Los festejos de la Caridad en la ciudad de Camagüey. A esta obra la rodean varios dilemas, pues su fecha de rodaje figura en varias bibliografías como el 14 de septiembre, pero el año se disputa entre 1908 y 1909.

Por otra parte, las copias originales desaparecieron en la Habana en 1922 en un incendio destructor de las obras del cineasta, dejando como único ejemplar El parque de Palatino. De este documental solo quedan recuerdos dispersos, unas pocas fotografías y su descripción como marco para el argumento de la novela costumbrista de José Ramón de Betancourt Una feria de La Caridad en 1830 y…

El corto que se ubica dentro del documental cubano refleja, como su nombre nos adelanta, las imágenes de los festejos que acompañan a la Feria de la Caridad durante algunos días de septiembre en la ya citada ciudad. Entre los entusiastas que apoyaron este proyecto estuvo Antonio Villar Ponte, director del Periódico El Comercio. Para la filmación del mismo Enrique Díaz utiliza un tranvía para realizar un travelling que abarcaba un amplio escenario, haciendo honor al descubrimiento de los hermanos Lumiere al emplazar la cámara sobre una góndola en los canales venecianos.

Enrique Díaz Quesada

Fue en entonces, en el lente de este importante realizador que la ciudad de Camagüey quedó documentada por primera vez bajo la magia del cine. Con la temprana muerte de Enrique Díaz Quesada con solo cuarenta años de edad el cine cubano recibía un golpe del que sería difícil recuperarse.

Logró el merecido calificativo de “el padre de la cinematografía cubana”. Por su parte, los pobladores de la ciudad de Camagüey lo bautizaron como “el Pathé cubano”. Constituye el más lejano antecesor de los noticieros con imágenes y el realizador pionero de los filmes de ficción silentes. Dio los primeros pasos para la creación de una industria o, al menos, la consecutividad creativa de un “cine nacional” por su labor ininterrumpida y casi en solitario desde 1906 hasta su muerte en 1923.

 

Bibliografía

  • (2018) Bitácora el cine cubano. Tomo 1. 1897-1960, La República. Ediciones La Palma.
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