No fueron pocos los rostros de admiración. En cada ejemplo se develaban los secretos que hacen de la radio un universo complejo, y a la vez mágico. Estaban allí, en su casa; en el estudio que simula lo mismo una casona de época o una escena policial.
Y a ratos, parte de la experiencia como estudiante, aquella mujer llevaba en sí un niño o una anciana. Entre silencios, efectos y voces la puerta se cierra, amantes se descubren, un vecino rompe con el silencio del barrio y sin percibirlo formas parte de una de las grabaciones del Conjunto Dramático de Camagüey “Nino Moncada”.
Una de las mejores voces de la radio agramontina tuvo a su cargo los pasos organizativos necesarios para la creación del Grupo dramático. Nino, como lo llamaban amigos y oyentes, fue locutor y también redactor informativo, productor de programas, actor y director. Era un hombre radio.
A partir de entonces ha sido un camino de éxitos y muestra de profesionalidad por parte de un colectivo de actores, directores, escritores, musicalizadores, efectistas y asesores, responsables de mantener el respeto de una audiencia fiel a la programación dramatizada que ha incluido Novelas Cubanas, Radial II, Guardia Operativa, Mundo Pioneril, y otros espacios de la emisora provincial Radio Cadena Agramonte.
Sobresalen obras como Los intereses creados, La Ramera respetuosa y Santa Camila de la Habana Vieja, Vade Retro, Yo tengo un brillante, y Yo Judas; también son muchos los nombres de quiénes por más de cinco décadas han hecho de la radio una compañía segura.
En la actualidad, el colectivo del Nino busca otras maneras de estar junto a sus seguidores, incluso en tiempos de Covid-19 cuando la situación epidemiológica impuso nuevas prácticas radiales, ellos estuvieron allí.
Se generó, por ejemplo, la miniserie Aurelia Castillo de González, producida desde los hogares de los artistas, muestra del acompañamiento de la cultura aún en circunstancias difíciles.