Por: Lisset Picón
Como es conocido, la preservación del patrimonio en la zona priorizada para la conservación es una responsabilidad tanto de entidades estatales como de la población.
En el caso de Camagüey, tenemos un Centro Histórico muy extenso de 330 hectáreas (ha) que atesora importantes monumentos nacionales. Su zona más antigua -54 ha- fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2008; lo que le confiere a todos sus habitantes un compromiso con la defensa de la identidad y del legado material de nuestros antepasados.
Gran parte de los bienes inmuebles que posee el antiquísimo Centro Histórico aún presenta uso habitacional y a partir de las características de muchas viviendas: puntales altos, cubierta de madera y teja de barro, carpintería que cubre los vanos esbeltos, entre otras, y la imposibilidad de la adquisición de algunos materiales necesarios para la conservación de la tipología habitacional -así como el poco mantenimiento que se le ha dado a lo largo de los años- se percibe un marcado deterioro en los mismos, cuestión que preocupa a la población.
Los habitantes de la ciudad deben enfrentar las presiones de la actualidad y la necesidad de mejorar su confort habitacional, pero sin renunciar al rico legado y a sus rasgos distintivos. Esta última cuestión en muchos casos no se respeta, pues son incumplidas las normativas establecidas (Regulaciones Urbanas y Arquitectónicas) para garantizar la consecución de las principales expectativas, tanto de la población como de las instituciones encargadas del cuidado y conservación de los inmuebles, para su permanencia en el tiempo.
En la actualidad, como política nacional se han aprobado tres vías fundamentales para la reparación de viviendas por parte de sus propietarios. Estas son: a través de subsidios otorgados a personas de bajos ingresos, la autorización de créditos bancarios y la reparación por esfuerzos propios. Cualquiera de esas opciones, al referirse a viviendas enclavadas en el Centro Histórico, debe transitar por un proceso de permiso con la Delegación de Ordenamiento Territorial Urbano (DOTU), organismo que, a su vez, consulta a la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey (OHCC).
Por tanto, toda acción constructiva que implique o no la fachada de los inmuebles requiere de permisos para su ejecución, emitidos por la DOTU, que realiza la consulta especializada en conservación del patrimonio con el Plan Maestro de la OHCC.
Este proceso implica la emisión del documento de regulaciones urbanas, que en el caso de requerir proyecto deberá presentarse al Arquitecto de la Comunidad para su realización; y sólo será aprobado por la DOTU, una vez que sea revisado por la OHCC. Este permiso no constituye un mero proceder burocrático, tras él existen implicaciones que ponen en riesgo el valor a preservar.
La población debe conocer que la OHCC posee una oficina de Orientación y Consulta que tiene la misión de sensibilizar, capacitar y orientar a la población del Centro Histórico para garantizar la regulación, el ordenamiento y las sinergias en las acciones privadas y públicas, de manera que se lleven a cabo en correspondencia con el Plan de Manejo del Centro Histórico.
Es decir, en ella se puede acceder a servicios de asesoría y consulta para esclarecer dudas o inquietudes que posean los propietarios de inmuebles sobre modificaciones, transformaciones, ampliaciones o usos que pretendan realizar en sus viviendas. También se recogen quejas, inquietudes y sugerencias de la población, solicitudes de dictamen de uso de suelo para el ejercicio de la actividad por cuenta propia tanto en inmuebles como en espacios públicos ubicados en el área del Centro Histórico.
Válido es aclarar que la ciudad es un ente vivo y puede transformarse, pero la preservación de las cualidades que han permitido obtener la condición de Patrimonio Mundial ha de ser permanente compromiso para quienes la viven y disfrutan.