Incendio de Guáimaro: una página épica de nuestras guerras de liberación

Foto: Archivo OHCC
Share on facebook
Share on twitter

Si escribiésemos un libro para destacar las más excelsas páginas de las guerras en esta Isla, -y específicamente las hazañas ubicadas en territorio camagüeyano- sin dudas tendríamos que referenciar el hecho histórico del 10 de mayo de 1869. Del poblado de Guáimaro, incendiado en esa fecha por sus propios habitantes, escribió el Apóstol: “Tienen los pueblos, como los hombres, horas de heroica virtud (…)”

La demarcación, que había sido sede de la Asamblea Constituyente en el mes de abril y acogido al gobierno de la República en Armas, tenía poco más de 200 viviendas: de madera, tejas, con amplios portales y generalmente rodeadas de fincas. Al sitio lo caracterizaba también una amplia tradición cultural que se expresaba en diversas manifestaciones artísticas, el desarrollo de oficios, la realización de bailes y ferias…

Cuando se explican las razones por las cuales los ciudadanos tomaron la decisión de encender su pueblo, los historiadores argumentan que -aunque no fueron confirmadas- se habían recibido noticias de la probable salida desde Puerto Príncipe de una fuerte columna española conformada por la infantería, artillería y caballería. Pretendían ocupar Guáimaro. Lógicamente, era conocido el peligro de la cercanía de un sitio tomado por las fuerzas mambisas.

Personas de todo el pueblo y una centena de mambises bajo las órdenes del coronel Manuel de Jesús Valdés Urra, participaron en la acción. Recolectaron vinos, aceites y otros combustibles. Para describirlo, volvemos con Martí: “(…) ni las madres, ni los hombres vacilaron, ni el flojo corazón se puso a ver como caían cedros y caobas. Con sus manos prendieron la corona de hoguera a la santa ciudad, y cuando cerró la noche se reflejaba en el cielo el sacrificio”.

Algunos vecinos se resguardaron en las fincas cercanas, otros marcharon a los campos insurrectos. La notable epopeya apuntaba a la consolidación de la naciente república. “Ardía negra, silbaba el fuego grande y puro; en la Casa de la Constitución ardía más alto y bello”: escribió el Héroe Nacional.

Más relacionados