Por Lic. Jaquelyn Elena Martínez Egidio
Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, nació el 1 de julio de 1829 en la antigua provincia de Oriente, región eminentemente agrícola y ganadera. Procedía de una familia de blancos ricos, propietarios de grandes extensiones de tierras, incluyendo una finca y un ingenio llamado El Cornito a las afueras del poblado.
Allí vivió hasta los 29 años en relación directa con la naturaleza y con el campesinado cubano, lo que constituye la fuente de la sabia bucólica que circula por sus composiciones.
En su estancia en El Cornito fue labrador, y en su desarrollo profesional se desempeñó como periodista, editor, dramaturgo y pagador de Obras Públicas. Compartió su vida íntima con Isabel Rufina Rodríguez Acosta, quien fue su principal musa. Con proclamas y décimas tomó parte en la conspiración de Agüero en 1851 y en otras posteriores.
Su educación
Juan Cristóbal fue educado por su abuelo materno José Rafael Fajardo García, hacendado, cura y conspirador contra la Metrópoli de España. Desde pequeño dio señales de tener aptitudes para la poesía superior al resto de sus hermanos, por lo que su abuelo se encargó de darle a conocer los autores clásicos como Homero, Virgilio y Horacio, además lo indujo a poseer un amplio conocimiento de la literatura clásica española y de los poetas cubanos Zequeira y Rubalcava; también tuvo la ayuda de su hermano Manuel quien lo inició en los caminos de la poética y la retórica.
Nápoles Fajardo fue la figura más prominente de la espinela del siglo XIX en Cuba, la cumbre del siboneísmo y el criollismo literario que sirvió de fuente de inspiración para poetas posteriores. Su obra se proyectó hacia una expresión propia, por “cubanizar” la poesía en los moldes sellados por él de la décima guajira. No solo escribió décimas, sino también sonetos, letrillas, epigramas y romances; además se destacó como repentista.
Seudónimos…
Se dio a conocer con el seudónimo festivo de El Cucalambé que de acuerdo al ensayista y poeta Carlos Tamayo Rodríguez, significa cierto baile de negros que se corresponde con una parcela fértil de su obra, enraizada en los valores autóctonos de nuestro folclor latinoafricano.
Según otros investigadores adoptó el seudónimo para cubrirse de los ataques de sus enemigos, en este caso Cookcalambé es una combinación bilingüe de cook (cocinero, en inglés) ya que trabajó también como cocinero y calambé (taparrabos o delantal, en lengua de nuestros aborígenes); curiosa simbiosis: el salcochador de yerbas del monte, el montuno inculto, se había creado un nombre en que aceptaba con orgullo la denominación de cocinero rústico e indio escondido, combinando elementos de dos culturas tan ajenas como la taina y la inglesa. Y como sus enemigos no eran sólo literarios, sino también políticos, en el seudónimo iba una de sus tantas alusiones clandestinas al patriotismo. Cucalambé era también —y así lo descubrió rápidamente el pueblo— el anagrama de Cuba clamé.
Labor literaria
En 1845 Juan Cristóbal Nápoles y Fajardo, publicó sus primeras décimas guajiras en El Fanal, publicación periódica de la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, actual Camagüey. Luego colaboró con un poema en la Piragua, órgano del grupo siboneyista, por ello se dice que fue un genuino representante del siboneyismo y el criollismo en la poesía cubana.
Entre 1856 y 1857 publicó su primer libro titulado Rumores del Hórmigo (nombre del río que pasa por la ciudad de Las Tunas) que recoge el principal núcleo de sus poemas campesinos y está considerado como un clásico de la lírica en la Isla.
En 1859 presentó su obra teatral Consecuencias de una falta, drama (en verso) a cuatro actos. En 1886 se publicó una colección de sus poesías inéditas.
En compañía de su esposa y sus hijos se trasladó de su pueblo natal a Santiago de Cuba, donde continuó escribiendo y colaboró en algunas publicaciones periódicas.
Dada su precaria situación económica se vio precisado a aceptar del gobierno español el cargo de pagador de Obras Públicas en esa ciudad, de donde desapareció misteriosamente a finales de 1861 a la edad de 32 años.
Versiones de su muerte
Existen diferentes versiones acerca de la muerte del bardo, algunas de ellas verdaderas leyendas. Se cuenta que cuando desempeñaba el empleo de pagador, fue acusado de robarse tres mil noventa y ocho pesos, pero la documentación del archivo histórico de Santiago de Cuba, permite concluir que el poeta fue hecho desaparecer por quienes sustrajeron el dinero. Otra de las versiones de su muerte es la del suicidio.
Jornadas en su honor
En Las Tunas -ciudad a 690 kilómetros al este de La Habana- su pueblo natal, se desarrolla cada año la Jornada Cucalambeana, acontecimiento en el que intervienen poetas, músicos, improvisadores, repentistas, investigadores y la población en general.
Exponente importante de esta fiesta es, en el ámbito específico de la creación literaria, la décima espinela, forma poética -de consonancia y octolasilabismo relativamente fácil de crear y mantener en la memoria-, considerada el tipo de estrofa popular más representativa del folclore musical de Cuba y de otros países del nuevo continente (Puerto Rico, México, República Dominicana, Panamá, Colombia, Venezuela, Chile, Argentina, Perú y Brasil).
En la antigua finca El Cornito residencia de la familia Nápoles y Fajardo, está actualmente enclavado un motel campestre del mismo nombre, donde se reúnen artistas y poetas y en el que nunca falta una guitarra y un verso para recordar al más sobresaliente cantor de la espinela en el siglo XIX en Cuba.