El Museo Ferroviario de Camagüey, salvaguarda de un futuro

Foto: Archivo OHCC
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Los museos desde tiempos remotos son instituciones importantes en las culturas de los pueblos. La museología contemporánea convida cada 18 de mayo desde 1977, a repensar los museos más allá de esos recintos sagrados, almacenes de objetos viejos o simples edificios donde el silencio sepulcral rodea los exponentes que el público descubre.

¿Cuándo visité un museo por primera vez? No puedo precisarlo, pero ¿cuándo tuve conciencia de su importancia como profesional? Eso lo puedo afirmar sin lugar a dudas, aquel 4 de septiembre de 1990 que llegué al Museo Municipal de Sierra de Cubitas donde me acogió su extraordinario equipo de trabajo.

Allí aprendí que, en un museo, no importa su categoría, todos aportan; trabajadores, colaboradores y público conforman una tríada inseparable que marcha junta en la salvaguarda de la memoria cultural. Enseñanza que en el ejemplo y palabras de Eusebio Leal se convierten en paradigma para los museólogos cubanos.

Memorias…

Por otra parte, la oportunidad de laborar en una institución prestigiosa dentro de la red de museos nacionales, convirtió mi estancia en el Museo Provincial Ignacio Agramonte en un reto a la profesionalidad, al crecimiento humano y a la preservación de su tesauro.

No imagino mi vida sin aquellos años de aprendizaje al lado de maestros como Magaly, Ana María, Pareta, Manolo, Thelma, Margarita, Esther y tantas manos amigas que como lazarillo apuntalaban el conocimiento y la audacia de las nuevas generaciones, aquellas exigencias, a veces desmesuradas, en jornadas agotadoras de conservación, montajes y vistas guiadas, que me aportaron el principio que no bastaba con salvaguardar, que el compromiso era mayor.

Fue esa proyección la que me permitió asumir con profesionalidad las labores museológicas en Santa Ana de Cotacachi, Ecuador, donde me adentré en el quehacer cultural de un pueblo de extraordinarios valores.

Hoy, con canas en mis cabellos, pero con el ímpetu de aquella joven que se enamoró apasionadamente de la museología; agradezco a la Oficina del Historiador de la ciudad de Camagüey por permitirme realizar un sueño, compartir con un equipo multidisciplinario la concepción y labor museográfica de un museo renovador, dinámico e inclusivo.

Un espacio donde el viaje imaginario por tren, permitirá redescubrir en sus estaciones la evolución y trascendencia del patrimonio industrial ferroviario camagüeyano; develar los rostros anónimos de mujeres y hombres que conforman la familia del carril y regocijarme con sus tradiciones, costumbres y anécdotas.

El Museo Ferroviario camagüeyano aún no ha concluido todas sus áreas expositivas, la intervención del inmueble -antigua Estación de viajeros- fue profunda por el grado de deterioro que tenía; la rehabilitación de su entorno, una obra impostergable. Mientras la recuperación del local de Inspección de relojes, un compromiso con la familia ferroviaria.

La Estación Maqueta de Hatuey, protagonizada por la artesanía miniaturizada y el área dedicada a la exhibición de locomotoras a vapor; anuncian el arribo a próximas estaciones donde la comunicación museal contemporánea, las herramientas interpretativas y los exponentes museales se combinan armónicamente para crear un producto cultural novedoso, propio y de gran significación social.

El viaje invita

Alistarse para emprender la travesía en un tren cargado de conocimientos, sorpresas y retos, permite compartir el tema que para este 18 de mayo ha convocado el Consejo Internacional de Museos: “El futuro de los museos: recuperar y reimaginar”.

Felicidades para los colegas de los museos, en especial para el colectivo del Museo Provincial Ignacio Agramonte, para aquellos que desde otras profesiones siempre están presentes en la museología, para mis compañeros del Museo Ferroviario, la Casa de la Diversidad Cultural, de la Casa Finlay y del Centro de Interpretación Patrimonial, todos museólogos de gran mérito.

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