Emilio Ballagas uno de los más excelentes cultivadores del Neorromanticismo y de la poesía negrista en Cuba

Foto: tomada de http://www.uneac.org.cu
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Compilación de: Lic. Jaquelyn Elena Martínez Egidio

A Emilio Ballagas Cubeñas, poeta y ensayista cubano de reconocido prestigio en el ámbito literario del Siglo XX, se le considera uno de los más depurados cultivadores del Neorromanticismo y de la poesía negrista en Cuba; también uno de los más estimados líricos nacionales de todos los tiempos, por la finura y perfección de su estilo. Su obra es representativa del vanguardismo de la década de 1930.

Nace en Camagüey el 7 de noviembre de 1908. Sus padres fueron Mauricio Ballagas Varela y Caridad Cubeñas. Se graduó de Bachiller en Letras y Ciencias en el Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey en 1926 y comenzó los estudios de en la Universidad de La Habana en 1928. Obtiene el título de Doctor en Pedagogía en 1933 y ese mismo año ocupa la cátedra de Literatura y Gramática en la Escuela Normal para Maestros de Santa Clara.

Fue profesor universitario y alternó, además, literatura y periodismo a lo largo de toda su vida. Tuvo una personalidad poética contrastada a través de dos direcciones de muy distinta orientación, por un lado se lanzó a la búsqueda de la poesía pura y por otro se adentró en una lírica popular y folclórica. Por ello se le situó siempre entre las dos tendencias que caracterizaron el vanguardismo cubano: la «purista» de Dulce María Loynaz, frente a la tendencia «realista» de Nicolás Guillén.

En cuanto a la dirección más pura de la poesía de Ballagas, fueron frecuentes los diversos recursos temáticos y formales de su expresión en obras como Júbilo y fuga (1931), Sabor eterno (1939) e incluso en Nuestra Señora del Mar (1943).

Sin embargo, en la dirección del «realismo», desarrolló el poeta parte de su obra más significativa, con el cultivo de la «poesía negra» y una brillante interpretación lírica de sentimientos y tradiciones que le eran ajenos; pues Ballagas era blanco y de extracción burguesa. Elegía de María Belén Chacón, seguramente su obra de carácter más popular, Canción para dormir a un negrito, uno de sus poemas más tiernos, o Cuaderno de poesía negra (1934); constituyen muestras dentro de esta tendencia. También se ocupó de compilar la importante Antología de poesía negra hispanoamericana (1935), que lo convirtió en una de las principales figuras de esta corriente, junto Nicolás Guillén.

Murió prematuramente el 11 de septiembre de 1954 a la edad de 46 años, después de una larga y sufrida enfermedad que aceptó con resignación cristiana. Emilio Ballagas ha sido, sin lugar a dudas, uno de los más grandes poetas cubanos del pasado siglo.

En la memoria de ese importante escritor, cuya obra es representativa del vanguardismo cubano, el Centro Provincial del Libro y la Literatura y el Centro de Promoción Literaria Gertrudis Gómez de Avellaneda de Camagüey, convocan cada año al Premio Nacional Emilio Ballagas; concebido para los autores cubanos de poesía residentes en el país. 

De otros ilustres sobre Ballagas

Créame, Ballagas, que ese poema suyo “Elegía a María Belén Chacón” me ha impresionado vivamente. Fino, profundo y musical, me da una clara idea de la agilidad de su talento y de la aristocracia de su sensibilidad.
Nicolás Guillén

Es Ud. sin duda (me confirmo en la idea de 1936) el poeta de esa poesía íntimamente humana que va y viene de sus principios a sus fines por lo hondo del hombre, del hombre mismo, preso de tiempo y espacio; poesía siempre de su propia época; sin la ampulosidad ni el abandono que desfiguran y menguan en otros su mayor belleza. Por ello lo felicito, lo quiero y le doy las gracias.
Juan Ramón Jiménez

Ahora, antes de sentarme a escribirle, he leído esa “Elegía sin nombre”, un suspiro encendido toda ella, colmada de versos definitivos.
Jorge Mañach

Querido Emilio: Recibí tu hermoso poema “Nocturno y elegía”, en el que la edición, impecable, hace más vivo el placer de la lectura. El tono romántico, tan punzante, está diciendo a todos como, a veces, el camino más lento y difícil, el de la autenticidad, es el único.
Octavio Paz

Agradece vivamente al gran poeta cubano Emilio Ballagas su “Elegía sin nombre”, trenza de mar, cielo, ideal y ensueño. Expresión nueva, en el milenario motivo de la ensoñación inasible y eterna. Hermosísima. Reciba mi fraterno saludo, mi admiración creciente, mi mano en su mano, sello de amistad fidelísima a quien merece tanto cariño de los que le deben tanta belleza.
Juana de Ibarbourou

La obra de Emilio Ballagas resume a su modo, en el microcosmo de su peculiar experiencia humana, el proceso de nuestra poesía desde los orígenes a Martí […] Su acento, además, blando e inasible, diríase demasiado exangüe para acuñar un estilo original. Y sin embargo lo tuvo en alto grado. Él es el misterioso poeta débil de su generación; el que se funda en lo imponderable de la voz; el que, cediendo siempre, emerge al cabo indefenso, pero intacto y distinto, con su silenciosa palabra soplada…
Cintio Vitier

Gracias, mi admirado Emilio Ballagas, por los poemas de “Sabor eterno”. Siempre lo he seguido con devota atención.
Alfonso Reyes

Pertenece a la historia de la poesía cubana Emilio Ballagas, y son muchas las páginas de ésta que se escribirán bajo su nombre, si se quiere escribirla con justicia y verdad. El sentimiento de lirismo expresado modernamente […] tuvo en Emilio Ballagas uno de sus grandes cultores.
Gastón Baquero

Jamás poeta tan genuinamente aristocrático por naturaleza, gozó de tal arraigo democrático; jamás poesía tan etérea pudo hacerse eco de todas las voces, hueco en todas las almas. […] Esa obra maestra de la lengua castellana, esa gema de antología que él llamó “De otro modo”, es ya de todos los modos, de todas las inquietudes, de todos los sueños. Nunca pude explicarme cómo un poema tan misterioso -rondando ya los linderos de lo metafísico, de lo esotérico- pudiera prender de esa manera en la multitud. Sólo un previo discernimiento de la otra Gracia explicaría tal milagro.
Dulce María Loynaz

Los caminos de Dios hacia el hombre los esperó profundizando su palabra. Vio fluir la ternura de lo divino como una sangre, como una sangre que levantará las raíces y los ramajes del árbol que le dará sombra a la interrogante y perdurable gracia de su poesía, más allá de la sombría morada del fuego y del vacío.
José Lezama Lima

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