La abolición de la esclavitud en la Asamblea de Representante del Centro y sus antecedentes desde el estallido de la guerra

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El 26 de febrero de 1869 se efectuó en la región de Camagüey  la Asamblea de Representantes del Centro, y en uno de sus acuerdos se declaraba la abolición de la esclavitud. Visto así, cinco meses después de haberse iniciado la guerra por la independencia, el problema de la esclavitud y su abolición estuvo presente desde su comienzo.

El 10 de octubre de 1868 la campana del batey del ingenio Demajagua repicó al amanecer llamando a la dotación, esta vez su tañido que representaba el inicio de las faenas diarias como de costumbre era diferente. En el lugar junto a su propietario Carlos Manuel de Céspedes se encontraban varios de los complotados en la labores conspirativas contra el poder  español de la región. El llamando anunciaba el inicio de las lucha para ponerle fin al régimen colonial de la isla y a la esclavitud iniciando así la liberación plural de Cuba.

A media mañana Céspedes reunió a la veintena de esclavos de los 53 que había en el ingenio cuando lo adquirió, los declaró libres y los invitó, si lo deseaban, a conquistar la libertad, pues Cuba necesitaba de todos sus hijos para conquistar su independencia. Lo mismo hicieron losbseguidores que lo acompañaban, con los suyos. Así un propietario de ingenio, ganaderos, terratenientes, abogados se confundieron con sus antiguos esclavos en el largo sin imaginarlo camino de la independencia.

En el “ Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba” el 10 de octubre,  entre las causas por las que iban a la guerra; declaraban la emancipación gradual y bajo indemnización de la esclavitud. Que el manifiesto promulgara la abolición no es casual. En el Acta del Rosario resultado de los acuerdos tomados en la reunión efectuada en el ingenio Rosario el 6 de octubre, seexplicaba que “Queremos abolir la esclavitud indemnizando a los que resulten perjudicados”.

En otro momento el día 28 del propio mes Bayamo en poder de las fuerzas libertadoras desde el 20; los dos regidores de la villa Ramón de Céspedes y José Joaquín Palma habían acordado la moción después de amplios debates para demandar la abolición inmediata de la esclavitud con respecto a ello Palma expresó:  “ Si en Cuba esclava no podía haber hombres libres, en Cuba libre no puede haber hombres esclavos”. Un día después Céspedes dictó una orden por la cual se  prohibía la admisión de los esclavos en el ejército, si no era con el consentimiento de sus dueños. Esta orden podemos verla  contraproducente a lo expresado el 10 de octubre en la recién iniciada contienda no podía   tener como enemigos a los cubanos propietarios de esclavos que aún no se había unido a la revolución.

Desde diferentes aristas

El mayor avance sobre el abolicionismo dentro del proceso libertario marcha a la par de las acciones bélicas y paulatinamente se iba radicalizando también. El 27 de diciembre de 1868 se promulga el decreto  sobre la abolición de la esclavitud, el mismo sería   el de mayor alcance pero con sus limitaciones respecto al tema como que en el mismo se declaraba libres a los esclavos presentados por sus dueños a los jefes militares y que en un futuro recibirían el derecho a la indemnización.

Estipulaba el decreto que a los cubanos independentistas se les respetaría la propiedad al igual que a los españoles neutrales. Solo declaraba libres a los esclavos propiedad de los enemigos de la causa independentista y estos no tenían derecho a la indemnización. En el se aprecia un punto discordante al expresar que los propietarios que facilitaban a sus esclavos para el servicio de la revolución, conservarían su propiedad, mientras no se resolviera la cuestión de la esclavitud, en general el decreto no era la emancipación Universal que se aspiraba.

El manejo de la abolición a través del decreto en los primeros meses de la guerra era estratégico. Con él se daba la posibilidad de la participación de los hacendados de occidente en la contienda. En ellos  el temor en un amplio sector de los blancos, no solo entre propietarios por el peso de la población negra que representaba en esta región, podía desencadenarse  una guerra de razas.

Desde lo planteado en el Manifiesto de la Demajagua al decreto sobre la abolición Céspedes quedaba  deslucido. Por él, el  báyames estaba en la dramática posición que lo hacia medir sus pasos y buscar las posibles conciliaciones de los diferentes factores mediatos e inmediatos.

Por su posición revolucionaria dictó la emancipación, pero como estadista revolucionario debía calcular lo que a corto plazo resultaba provechoso a la causa de la revolución. Estas afirmaciones fueron expuestas en la carta que le remitiera Céspedes al presidente de Chile  el 9 de diciembre donde le expresó :“ Solamente hemos respetado, aunque con dolor en nuestro corazón porque somos acérrimos abolicionistas la emancipación de los esclavos, porque es una cuestión social de gran transcendencia, que no podemos resolver ligeramente, ni inmiscuir en nuestra cuestión política porque podría oponer graves obstáculos a nuestra revolución”.

La liberación de los esclavos recogida en el decreto y el problema de mando único habían sido ampliamente debatidos por Carlos Manuel de Céspedes y los principeños Ignacio Agramonte e Ignacio Mora, juntos como delegados de la Asamblea del Centro.

El mes de febrero de 1869 trajo dos acontecimientos notables para la gesta independentista, el levantamiento armado de Las Villas y la proclamación del decreto camagüeyano  sobre la abolición de la esclavitud.

Un logro humano en plena lucha

El 26 de febrero de 1869, al constituirse la Asamblea de Representante del Centro, sus cinco miembros dictaron su propio decreto de la abolición de la esclavitud. Para los liberales demócratas del Camagüey  las condiciones de la esclavitud en su región les permitió adoptar una posición más radical a la de los orientales. El mismo era la respuesta a las disposiciones de Céspedes sobre la emancipación de los esclavos, considerados por ellos como muy  moderadas. Era la forma a través de la cual vieron la adhesión de los esclavos a la lucha.

Para los camagüeyanos  la abolición se debía establecer plena, con carácter inmediato y universal. Preveía la indemnización en el momento más oportuno.  Que los esclavos aptos debían prestar forzosamente servicio militar, y aquellos que por alguna razón no lo hicieran debían continuar mientras durase la guerra en sus labores.  La asamblea advirtió que las obligaciones establecidas en el decreto abolicionista eran iguales a las impuestas a los hombres libres, por el deber de todos de contribuir a la libertad de la patria.

Para los hombres que siguieron la idea independentista del 68, decretar la abolición de la esclavitud los hacía filántropos, pero hacerlos sus iguales los hacía revolucionarios. Para ello, lo primero consistía en ganar la guerra emprendida, como expresión de una  revolución en marcha. Sin victoria no había abolición.

Estos primeros intentos abolicionistas dentro de la Guerra del 68 trataba en realidad y en un plazo históricamente corto de solucionar un problema de siglos, a la vez que trató de evitar los profundos problemas políticos que en la conjunción de los diferentes intereses de poder traer las medidas a la revolución.

Con la abolición de esclavitud en los primeros tiempos momentos de iniciada la lucha respondía también al riesgo de que España tomara la delantera y declarara la abolición total, y con ella lanzara las dotaciones contra ellos, pudiéndose repetir la historia de Boves en Venezuela. Toda vez que desde las propias Cortes Constituyentes españolas, se levantaban voces abolicionistas de diputados republicanos federalistas, que exigían se extinguieran para siempre la inmoral institución de la esclavitud en Cuba y Puerto Rico.

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