Este es un mayo diferente, con otros matices, con olor a casa, con esencia de banderas, de cuidados especiales, de aplausos nocturnos; pero nunca de quedarnos con los brazos cruzados por difíciles que resulten las circunstancias.
Siempre encontraremos una luz en el camino, ese que hemos transitado durante años y que ha transcurrido lleno de reveces; pero de miles de satisfacciones y estímulos para continuar hacia adelante. En el que prima y primará la esperanza, jamás el desaliento; porque si algo caracteriza al pueblo cubano es su constancia y confianza en el futuro, ese que está colmado de nuevas ilusiones y luminosidad.
Y aunque en este quinto mes lamentamos, año tras año, las pérdidas irreparables de dos seres únicos e irrepetibles para la historia de nuestro país; sabemos que estarán con nosotros, como han estado en cada momento, y continuarán estando cuando de valentía y vergüenza se trate. Mucho más ahora, en que nos toca demostrar cuán disciplinados y agradecidos somos por lo que nos legaron ellos: Ignacio Agramonte, nuestro Mayor y José Martí, nuestro Maestro.
Ellos cayeron por defender una causa tan justa como es la libertad. Por estos días, estoy segura hemos valorado mucho más el significado de esa palabra: libertad; pues nos corresponde estar en casa, sin salir, sin realizar nuestras rutinas diarias y habituales Sin reunirnos con amigos, ni acudir a nuestros centros laborales. Por eso meditaba ante el espejo y me decía: “…que maravilloso es poder movernos, salir, dialogar, trabajar, libremente, sin restricciones…”
Entonces comprendí con mayor profundidad la lucha de estos y tantos otros hombres que a lo largo de la historia ofrecieron sus vidas por la patria.
Ahora nos corresponde algo tan sencillo como ser cuidadosos, protegernos y proteger a los que tenemos a nuestro lado; sin embargo, nos cuesta trabajo. Por eso, cuando sintamos ansiedad y desespero por este aislamiento circunstancial pensemos en ellos que no escatimaron fuerzas por todo lo que hoy tenemos.
Aplaudamos con más ímpetu a los que desde tantos puestos de trabajo se arriesgan y hasta sin descanso se dedican en cuerpo y alma a combatir desde esta trinchera, la pandemia que azota al mundo hace algunos meses. Seamos pues, dignos herederos de esos que como dijera el Comandante en Jefe Fidel, en la celebración del primero de mayo de 1959 son: “…los que saben luchar con su razón…”.