La ciudad, esa que acoge a hijos propios y foráneos, también necesita quien la cuide, quien la haga lucir y mostrar con orgullo su pasado. Preservar y difundir su cultura, arquitectura,  tejas y adoquines es tarea de todos, pero es la Oficina del Historiador de la ciudad de Camagüey quien desde hace 24 años no descansa con el objetivo de cumplir este empeño.

Muchas son las obras que han renovado la imagen de esta urbe de más de 5 siglos. Son tantas que no caben todas en solo material periodístico. Sin embargo, no podemos dejar de mencionar algunas de gran impacto social como la inauguración de la Plaza Joaquín de Agüero, la rehabilitación de los parques Ignacio Agramonte y Martí, las labores en el cementerio general, en el actual Museo Ferroviario y su paseo peatonal, o las calles Maceo y República. Qué decir de la Plaza de los Trabajadores, espacio al cual fue devuelta su esencia, luego de existir por varios años como parqueo a cielo abierto. Significativa también la recuperación de importantes edificaciones como el de la Antigua Sociedad Popular Santa Cecilia, hoy Centro de Convenciones; o la casa natal de Carlos J. Finlay y la Casa de la Diversidad Cultural, galardonada en 2011 con el Premio Nacional de Restauración.

“Llegó el momento en el que el centro histórico se convirtió en un referente, no solo por las cosas que se hicieron sino por las personas, por los equipos técnicos, por todos aquellos profesionales que trabajaron en los distintos proyectos, fueron preparándose y ganado experiencia. Hoy muchos de ellos son doctores. Fueron ellos los artífices pensantes de esas  obras” , así comenta José Rodríguez Barreras, director de la institución.

La Oficina, como institución cultural, también ha dirigido sus empeños a preservar y enaltecer el alma de esta ciudad, a través de proyectos culturales y estrategias de trabajo donde la comunicación ha desempeñado un importante papel. El Conjunto Artístico Arlequín, el Centro de Interpretación del Patrimonio y la Sala de Conciertos José Marín Varona o la escuela de Oficios Francisco Sánchez Betancourt; constituyen solo ejemplos del amplio espectro del trabajo institucional en el ámbito artístico, social y educativo.

En este afán la Oficina ha contado con el apoyo de las máximas autoridades de la provincia, así como muchas otras entidades que luchan por una ciudad mejor conservada. También resulta vital la participación ciudadana y la integración activa de la misma a cada proceso, como filosofía de actuación en la gestión y el manejo del centro histórico.

Una de las principales fortalezas lo constituye el respaldo alentador del inolvidable Eusebio Leal, quien muchas veces, sin quitarse el polvo del camino como diría Martí, recorrió con orgullo las labores que se acometían en una ciudad que él también amó.

La tarea no está terminada, es eterna, hay mucho por hacer y mucho que trabajar en aras de cuidar esta ciudad legendaria que muestra con orgullo desde 2008 una porción de su centro histórico declarada Patrimonio de la Humanidad.