La primera patadita llenó tu rostro de admiración y alegría. Fue todo un sueño ver mi foto de embrión en crecimiento alimentándome en tu vientre con amor y tiernos cuidados. De seguro la incomodidad al dormir, al oler sazones y caminar conmigo en tu vientre, aún con el paso de los años, no la has podido olvidar.

Y que decir de aquel dos de mayo cuando se me antojó conocer el mundo. ¿Cuántos dolores e incomodidades te causé? Solo esperaste escuchar mi llanto para desmayarte. Pasaste muchas cosas mami. Sé que fui un poco malcriada durante esos nueve meses y también después; pues según me cuentas, no asimilaba leche de ningún tipo y tu inquietud por mi vida crecía.

Sé que graduarse de madre no es tarea fácil. Se necesitan muchos desvelos, reveses, victorias y también el apoyo de una familia como la que te rodea, la cual lo ha hecho siempre.

En esta historia, aunque algunos detalles giren a mí alrededor, tú eres la única y definitiva protagonista. Tú eres la mujer que me dio el ser, toda amor y cariño, la que desde hace 29 años tiene el título de la mejor mamá del mundo, graduada con honores.

Estoy segura mami,  que como la tuya existen miles de historias y por estos días en que se acerca el Día de las Madres se recuerdan con la dulzura más tierna que existe sobre la faz de la tierra. Esa que supera los imposibles y derriba todas las barreras, porque se llama amor de madre.

Para ti, y para todas las madres que a diario se desvelan en esta vida y en la otra por sus hijos. Un millón de besos y gracias por estar siempre a mi lado. Te quiero.

Foto: Postales comercializadas por Correos de Cuba