En estos tiempos de post pandemia, en que escasean más los productos de primera necesidad, un oficio ha proliferado. Un grupo de personas inescrupulosas, que no trabajan y se aprovechan de cualquier situación para ganar dinero fácil, los llamados “Coleros” u “organizadores de las colas”; ven en río revuelto su ganancia, vendiendo los mejores turnos a cifras altísimas.
Quienes sí trabajamos y no tenemos tiempos para hacer esas agotadoras e inseguras filas, tenemos que carecer de lo que hoy son bienes muy preciados, dígase: pasta dental, jabón, papel sanitario, detergente, aceite y de alimentos ni hablar.
Escasez aparte, lo que llega a las tiendas se termina en breve tiempo, pues los coleros compran varias veces, por lo que él que no alcanzó tiene que pagarlo a precios que cuadriplican el original. Por solo ponerles un ejemplo, la crema dental que está muy ausente de nuestro mercado hace tiempo, ayer me la propusieron en 100 pesos (4.00 CUC) mientras su precio el de 8.00 pesos en moneda nacional y 1.50 en CUC.
Una luz en el horizonte
Sin embargo, una luz parece asomarse y poner fin a este oficio de revendedores y coleros. Debo confesar que soy de las que estaba muy desconfiada con esta solución, pues no creía en su eficacia, pero hace unos días la vida me dio una lección.
Resulta que pasé por la agencia FINCIMEX, sitio que por estos días ha estado desbordado de personas, solicitando una tarjeta de banco para recibir del extranjero Moneda Libremente Convertible; pero el desorden, la venta de turnos y hasta dormir de noche en la cola, era la única manera de llegar a la gestión.
Para mi asombro, llegar y entrar fueron la misma cosa, solo una persona delante de mí y ya me indicaron entrar al salón. Esta periodista no pudo dejar de decir lo que siente, salí para agradecer a quienes han hecho el milagro.
Los del milagro
Los encargados del orden y agilidad del servicio son una brigada abanderada la víspera, con jóvenes de diferentes organizaciones y centro laborales, uniformados de azul y encargados de poner disposición en cada cola, eliminar a los que se adueñan del caos para ganar dinero sobre tus necesidades, y evitar la aglomeración de personas en las aceras y entradas de los establecimientos.
Estos cinco muchachos, con una dama como responsable, sin sentarse y apenas tomar un descanso para saciar la sed, lograron que los usuarios pasaran pronto y que en la última hora del servicio -entre las 3.00 y 4.00 pm- ya no quedarán personas aguardando ¿Increíble verdad?
Pero otras fuentes me comentaron que estas mismas brigadas, están en varias tiendas y unidades de servicio, con igual éxito en su gestión y la mejor de las acogidas por la población.
Al menos parece que ante la protesta de todos, en el Camagüey se gana en organización y agilidad, para que los escasos suministros que la crisis económica y la COVID nos dejaron, sean repartidos de forma justa y los egoístas, que solo piensan en lucrar con las necesidades de la mayoría, si no se avergüenzan, al menos se vean impedidos de seguir alimentando su materialismo.