Con la llegada del verano el Museo Ferroviario de Camagüey acaba de abrir algunas de sus salas, creo justo desempolvar los bellos recuerdos de nuestra amiga Marlene Álvarez sobre su tío Mario Arostegui Recio, quien fue trabajador ferroviario y el primer hijo de esta tierra en abonar con su sangre la lucha en la clandestinidad, contra el dictador Fulgencio Batista.
Mario inició sus servicios en 1943 en la zona de carga, conocida como el expreso. Con la chapa 9278 se identificaba en su trabajo. Era fuerte y su robustez le facilitó las tareas. Desde entonces inició en secreto su labor revolucionaria, para ello practicaba el tiro en las afueras de la ciudad.
En el 26 de julio
En 1953 fue a Santiago de Cuba para hacer contacto con los compañeros del Movimiento, se trasladó al lugar a través del ferrocarril de aquella zona.
Debido a su carácter explosivo ya Mario era muy conocido en Camagüey por el sicario Pata de Ganso, pues cada vez que este le mandaba a cerrar un botón de su camisa en la calle, con todo el desprecio del mundo le decía: Ven y ciérralo tú, desafío al que nunca contestó el batistiano.
Pero ya buscado por los dictadores de aquí y también en Santiago, por verse en paros del tráfico de trenes, manifestaciones y finalmente pintar unos símbolos sobre las tumbas de los caídos en el asalto al Cuartel Moncada, se agudizó su persecución.
Ante tales presiones regresa a Camagüey y pasa el día en casa con la familia, en la noche sale a cenar a la Plaza del mercado, hoy mercado Sata Rosa, de esa salida nunca regresó. Era el 11 de noviembre de 1953.
Después de la larga espera y la angustia de su familia conocieron que fue detenido, torturado salvajemente y asesinado en el poblado de Bidot sin que pudieran arrancarle ninguna información. Luego su cadáver fue ultrajado y colocado en el puente sobre el río Mabay.
El homenaje
Sus camaradas lograron rescatar el cuerpo y sepultarlo dignamente en un panteón del ferrocarril. Luego recaudaron fondos y le compraron una tumba propia, donde una tarja de bronce recuerda el juramento de sus compañeros de lucha: “Mario tu causa es la nuestra y por ella lucharemos hasta vencer”.
Cada 30 de septiembre, en honor a su natalicio, los ferroviarios realizan una peregrinación hasta el panteón de Arostegui y junto a la bandera del 26 y las flores, le dejan saber que su promesa fue cumplida y que no olvidarán que su sangre joven abonó nuestras raíces patrias para que floreciera el árbol de la libertad.