Termina agosto y con él, la solidaridad y su día mundial celebran. Se eligió esta fecha en honor al movimiento social polaco Solidaridad, que fue representado en 1980 por el gremio sindical “Solidarność”.
Se cuenta que este movimiento fue uno de los tantos responsables de la caída del muro de Berlín. Es más, uno de sus dirigentes, Lech Walesa, fue consagrado con el Premio Nobel de la Paz; gracias a su labor promoviendo los ideales de la solidaridad no solo en su país de origen sino por todo el mundo.
Un poco de historia
Esta celebración tiene una trayectoria larga, pero existe otra fecha decretada oficialmente por la UNESCO denominada Día Internacional de la Solidaridad Humana, que se celebra el 20 de diciembre.
El objetivo principal del día declarado el 31 de agosto no ha variado mucho desde que se fundara el partido sindical.
Según datos acerca del tema, el propósito fundamental de esta celebración, se basa en un principio básico que es el de la ayuda mutua o el ser solidarios con los otros.
Apunta el mismo Walesa, Premio Nobel de la Paz, que solo en la medida en que todos nos ayudemos y trabajemos por una causa común que proporcione el mayor bienestar a todos, en esa misma medida viviremos en un mundo mucho más pacífico, enriquecedor y próspero para cada nación, pueblo o individuo.
Desde lo profundo
Para celebrar este día, hay primero que ser conscientes de cuáles son las verdaderas necesidades de nuestra comunidad, ciudad o país. Según la misma ONU, este día no posee un programa fijo, cada país o pueblo, es libre de celebrarlo como mejor se adapte a las necesidades de sus habitantes.
Lo que sí no se debe perder de vista es que toda actividad debe reflejar un espíritu solidario propiciado por el deseo del bien común.
La solidaridad en tiempos de pandemia
Los cubanos nos hemos caracterizado siempre por nuestra capacidad solidaria y altruismo a flor de piel. En tiempos de pandemia e incluso de situaciones de desastre nos hemos mantenido cerca de los más necesitados, compartiendo lo que tenemos; no dando lo que nos sobra.
La Oficina del Historiador de la ciudad como ente que salvaguarda el patrimonio, también ha educado a sus trabajadores en el amor solidario a todo y todos los que necesiten.
El acompañamiento a las familias de los niños con trastorno del espectro autista, a los diferentes grupos etarios en las comunidades, a artistas y público en general vinculados a los proyectos de la Oficina son evidencia de la solidaridad e interrelación de la institución con la comunidad.


