Cuando usted visita una ciudad disfruta de paseos por los museos, parques, iglesias, etc., se muestra asombrado ante el encanto del repertorio doméstico, religioso, militar y social –desde las construcciones más sencillas hasta las más complejas- pero en pocas ocasiones dirige su mirada hacia las edificaciones que antiguamente funcionaron como penitenciarías, muchas casi inexistentes en la actualidad.
Sin embargo, en la urbe camagüeyana, pervive este inmueble, que pocas generaciones del presente asocian a su uso como penal nacional durante el siglo XIX y más tarde cárcel pública del territorio hasta 1974, cuando se convierte en sede de la Empresa Constructora No 15 del Ministerio de la Construcción.
La construcción del penal en el antiguo barrio de San José se ejecutó entre 1853- 1859 en correspondencia con la disposición del capitán general José Gutiérrez de la Concha para el presidio cubano dividido en los departamentos: Occidente (Habana), Centro (Puerto-Príncipe) y Oriente (Cuba). Los terrenos fueron cedidos por los accionistas de la Compañía del Ferrocarril Nuevitas-Puerto Príncipe, cercanos a la antigua Plaza del Paradero o Plaza del Vapor.
Por otra parte, en el edificio sobresalen los códigos neoclásicos de su fachada, en su interior vastas galerías con columnas de capitel toscano alrededor del patio central que posee el tradicional aljibe al centro, la capilla para los servicios religiosos, los calabozos para los reos acusados por delito de homicidios, asaltos, cimarronaje y robo; según el sexo y raza y otros locales interiores para diferentes usos.
En las gestas independentistas guardaron prisión diversos patriotas cubanos, en especial aquellos condenados a la pena de fusilamiento que se ejecutaba en los terrenos aledaños al Cuartel de Infantería- hoy Hogar de Ancianos Manuel Ramón Silva-
Durante la República neocolonial, allí sufrieron condena, revolucionarios como los líderes ferroviario y campesino, Enrique José Varona y Sabino Pupo respectivamente. La acción revolucionaria del Asalto al carro celular, dirigido por Noel Fernández Pérez para rescatar a miembros del movimiento 26 de julio, es uno de los acontecimientos históricos más importante relacionado con el lugar.
Desde la preservación
Desde el 2020, se han realizados intervenciones arqueológicas en el patio central inmueble por el grupo de arqueología de la subdirección de investigaciones y estudiantes de la escuela de oficios de la Oficina del historiador de la ciudad de Camagüey, con el objetivo de analizar la evolución constructiva e identificar restos materiales vinculados a la función del espacio.
Entre los hallazgos arqueológicos se identificaron restos de pisos, cerámica ordinaria de procedencia europea y local, y un pozo con otras evidencias materiales. Próximas investigaciones estarán orientadas a la localización de otros vestigios culturales relacionados con las habitaciones de la enfermería, cocina y análisis estratigráficos para identificar procesos de trasformación de la edificación y su relación con el contexto arqueológico.
