Si transitamos la calle República, casi al final, nos encontramos con la casona colonial cifrada con el número 69; para muchos puede pasar por otro de los inmuebles de la década del 30 del pasado siglo, pero si detenemos la marcha y observamos con atención, descubriremos grandes historias guardadas entre sus paredes.
Allí vivió durante su adolescencia y periodo de mayor labor clandestina, el líder estudiantil Jesús Suárez Gayol, quien posteriormente se convirtió en el incansable y tenaz luchador revolucionario, antiimperialista e internacionalista: “el Rubio” de la Guerrilla del Che en Bolivia.
Su mamá, la señora Aurora Gayo, al quedar viuda, se traslada a Camagüey para que el hijo continuara sus estudios superiores, en la casona que hoy tiene lugar el Museo dedicado a las luchas estudiantiles en Camagüey en el período de 1952-1958, montó una casa de huéspedes, para justificar su misión de ofrecer abrigo a los jóvenes revolucionarios que ya se reunían para conspirar contra el abusivo régimen de Batista.
El papel fundamental que jugó el estudiantado en esta etapa hoy se recrea en las tres salas, que acogieron reuniones secretas y escondieron heridos.
Desandando el tiempo
Para comprender que sucedía al cerrase las puertas de aquella morada, voy a compartir detalles de un encuentro, que logramos en febrero de 2021, con un amigo y compañero de escuela de Suarez Gayol, Agustín Días Hernández, conocido cariñosamente por Chichi.
Unos meses después de este encuentro Chichi murió, su familia feliz porque logramos su testimonio, colaboró mucho para que se propiciara el dialogo y les aseguro que fue muy grato.
Los recuerdos de Chichi
Sin que las emociones abandonaran nuestro encuentro en la sala de la casa, Chichi se aclaró la voz y con una mirada de tristeza y añoranzas, volvió a ser aquel joven inquieto y regresamos al año 1958…
Gayol era un joven como cualquiera de mi tiempo, alegre, amante de jugar baloncesto, de hacer maldades, muy enamorado, llegó a tener a la vez dos novias y verse en aprietos, dice con una sonrisa pícara.
Éramos como hermanos, yo iba mucho a su casa donde está hoy el museo estudiantil y su mamá nos atendía con cariño, ella y algunos de sus huéspedes participaban en nuestras reuniones, allí preparábamos las acciones de sabotajes que ejecutaríamos en las próximas salidas.
Nuestro jefe de acción en el instituto era Gayol y su enlace con el nivel superior del 26 de julio era Cándido González, pero él estaba muy fichado por la policía y teníamos que tener mucho cuidado para reunirnos, la casa de huésped despistaba a los casquitos de Batista, porque era normal la entrada y salida de personas en un hospedaje así.
Una acción
Una noche reunidos en la casona, acordamos una acción para el día siguiente en las inmediaciones de los talleres ferroviarios, allá en el reparto Garrido, “yo era regador de grapas” para ponchar los carros del enemigo y habíamos prendido fuego a una caseta de pago del gobierno y me detuvieron, tenía ya un historial de revoltoso con el DTI y me reconocieron, pero no pudieron probarme nada, entonces al salir me fui a Santiago de Cuba.
Regresé el 1 de noviembre de 1958, allí me volvieron a apresar, me condenaron a un año de cárcel, cuando triunfó la revolución estaba aún preso, ese fue el día más feliz de mi vida, la emoción y la alegría vuelven a humedecer sus ojos.
Después del triunfo, el reencuentro
Chichi dejó de ver a su compañero y hermano de lucha, ambos continuaron la lucha por diferentes caminos, con el triunfo de la Revolución lo enviaron a Moa para echar a andar la planta de níquel, las primeras producciones del mineral cubano se lograron bajo su supervisión, como jefe de turno de la planta más grande, donde en 1963 recibió una agradable visita.
Allí se iba a inaugurar el pueblo y tendría lugar un acto con la comunidad minera, para la ocasión llegaron a presidir en encuentro El Che y su hermano de causa Jesús Suárez Gayol.
Al encontrarse se fundieron en un abrazo, lleno de sentimientos y alegrías, una vez a solas, Gayol le propuso a Chichi irse con él para la capital como su jefe de despacho, pero la planta necesitaba de su trabajo y no pudo aceptar la invitación.
No imaginaban los hermanos que este sería su último encuentro, pues pronto partirían el rubio con la guerrilla de El Che a Bolivia. En 1966 se convirtió el primer mártir cubano de la guerrilla boliviana.
Síntesis
El Museo Estudiantil Jesús Suárez Gayol, posee un valioso tesoro de objetos, documentos y fotografías originales de los mártires ligados al estudiantado camagüeyano, donados a la institución por familiares, amigos y personas cercanas a ellos.
Hoy al desempolvar estas vivencias del joven Agustín, ligadas a su compañero de ideales Jesús Suárez Gayol, no solo rememoramos las luchas estudiantiles en la ciudad, sino dejamos abiertas las puertas de la Casona, para escuchar secretos y acciones nacidas desde el corazón de aquellos muchachos, que tanto aportaron a la libertad de Cuba.