Una cuadrilla de estrellas sobre la vía férrea

Foto: Archivo OHCC
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Las familias camagüeyanas están tan ligadas al ferrocarril que muchos de sus hijos, aun cuando no hayan seguido ese camino laboral, sienten orgullo por ser parte de la estirpe ferroviaria donde, la hermandad los distingue.

Así sucede con el director de nuestra Oficina, José Rodríguez Barreras, hijo del trabajador ferroviario Urbino Rodríguez Nordelo. También lo vive la reconocida y querida pintora, Ileana Sánchez, hija del maquinista Antonio Sánchez Ruiz y, quien les habla. Hoy, dedico esta crónica a mi maquinista preferido, mi padre.

Por misterios del destino, esos tres ferroviarios fueron parte de una tripulación especial, que reunían alto nivel de conocimientos y maestría, por eso participaron en diversos eventos importantes a nivel nacional en la década del 70 del pasado siglo; 50 años después, sus hijos estamos unidos en el amor a la ciudad y en el deseo de contar la historia de ese camino de hierro, que trajo progreso y alegrías a nuestra región. 

El maquinista

Jesús Varona Atienzar (mi padre) trabajó por 50 años en el ferrocarril. Bajo el número de chapa 16311, fue transitando desde muy joven por todos los niveles, hasta graduarse de Auxiliar de Maquinista junto a su padre, y luego de Maquinista Instructor; por eso, muchos de los actuales conductores de los trenes especiales le decían con cariño: el profe.

Su herencia ferroviaria por parte de la familia Varona, lo transformó en un eterno apasionado al camino de hierro, por lo que decía… que por sus venas corrían líneas de ferrocarril.

En una conversación, de las tantas que tuvimos sobre el tema y a propósito de la obra del Museo Ferroviario, me comentó sobre varios encuentros con Fidel; casi todos en la cabina de la locomotora, a cargo de un tren de vanguardia, como llamaban a esos eventos especiales, a lo largo de la Isla.

El primero fue aquel de 1975, en la máquina rusa M62-K, tuvo el placer de guiar los controles y mostrarle qué hacer, para que Fidel manejara unos 5 km del recorrido. Recordaba con mucho agrado que hacía muchas preguntas, quería conocer de todo lo relacionado a la vía y terminó feliz por lograr manejar aquel tramo.

Al despedirse les dijo que a jóvenes como ellos les confiaba aquel reto, a fin de recuperar el ferrocarril y llevarlo a los niveles necesarios, para desarrollar las transportaciones de carga y de pasajeros. 

Otros encuentros

La cuadrilla de vanguardia estaba integrada por los maquinistas: Antonio Sánchez Ruiz y Jesús Varona Atiénzar, los auxiliares de conductor: Urbino Rodríguez Nordelo y Juan Lobaco Días; también Heriberto Tobar Sánchez, como conductor.

La agrupación volvió a conducir en las transportaciones hacia la capital, para la celebración del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba y para el Cuarto Congreso de la organización, en Santiago de Cuba.

En esos encuentros, mi papá comentaba con gran entusiasmo recordar a Fidel, muy sencillo y conversador, ávido de conocer detalles técnicos y siempre muy respetuoso de la palabra de los especialistas.

Locomotoras Chinas

Las máquinas de nacionalidad asiática fueron las últimas que recibió Fidel en persona, en el puerto de La Habana. Allí no manejaron, solo las revisaron y otra vez, el maquinista Varona (Teresita, como le apodaban sus colegas), fue llamado a la cabina para explicarle al líder de la Revolución Cubana sobre el funcionamiento de la locomotora y su capacidad de generación.

Mi papá vivió con la satisfacción de su aporte al ferrocarril en los momentos importantes de su juventud, y de saber que la máquina soviética 61602 que, con su estreno dio origen al día del ferroviario cubano, aún se conserva en el Museo de La Habana y en su cabina prevalece la huella de aquel inolvidable encuentro con Fidel.

Mi Homenaje

Hace 15 meses mi maquinista preferido se marchó sin despedirse. Nos quedó pendiente su anhelada visita al Museo Ferroviario, la que realicé de manera virtual para él en la apertura de la institución y en la cual, con mucho placer, apreciamos juntos las imágenes, desde su trono en casa.

El día del ferroviario cubano sigue siendo un día hermoso para mi familia, pienso que lo es también para Joseito e Ileana, quienes, como yo, crecieron ligados a la magia de esas moles de hierro y a sus padres (Cuadrilla de estrellas). Por eso, desde esta modesta crónica, basada en conversaciones con mi maquinista preferido, espero homenajear a todos los trabajadores ferroviarios, que muchos desvelos han dedicado al gremio.

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